Ayer, 29 de mayo se cumplieron 40 años de la ejecución del golpista teniente general fusilador y ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu.
Su cuerpo aparecería finalmente el 16 de junio de 1970 en el sótano de una casa abandonada en medio de un campo ubicado en la localidad de Timote, provincia de Buenos Aires. Habían pasado 15 días desde que un “juicio popular” lo había condenado a muerte por “108 cargos de traición a la patria y al pueblo y el asesinato de 27 argentinos”, según informaba el primer comunicado de prensa de una aún entonces ignota organización guerrillera, Montoneros, que entraba de ese modo al conocimiento público.
Por ese entonces, la dictadura del integrista general Juan Carlos Onganía tenía los días contados: el Cordobazo, la grave situación económica y la intervención a palazos en las universidades, habían dejado al régimen en coma y el país era un hervidero. Luego llegaría el Viborazo.
Su cuerpo aparecería finalmente el 16 de junio de 1970 en el sótano de una casa abandonada en medio de un campo ubicado en la localidad de Timote, provincia de Buenos Aires. Habían pasado 15 días desde que un “juicio popular” lo había condenado a muerte por “108 cargos de traición a la patria y al pueblo y el asesinato de 27 argentinos”, según informaba el primer comunicado de prensa de una aún entonces ignota organización guerrillera, Montoneros, que entraba de ese modo al conocimiento público.
Por ese entonces, la dictadura del integrista general Juan Carlos Onganía tenía los días contados: el Cordobazo, la grave situación económica y la intervención a palazos en las universidades, habían dejado al régimen en coma y el país era un hervidero. Luego llegaría el Viborazo.
Pasaron apenas dos días desde el secuestro cuando Aramburu escuchó las acusaciones que pesaban sobre él: como ideólogo del bombardeo a la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955, por los fusilamientos del basural de José León Suárez un año más tarde y por el secuestro del cadáver de Evita.
“General, el Tribunal lo ha sentenciado a la pena de muerte. Va a ser ejecutado en media hora”, le informó Abal Medina. Así fue: 30 minutos después ese mismo joven le informaba: “General, voy a proceder”. Aramburu le contestó: “Proceda”. Fue un disparo en el pecho. Luego, otros dos.
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One response to “40 años”
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por fuerza de la razon no estoy de acuerdo con ningun tipo de juicio sumario, siempre el que los hace se agencia las funciones de juez y verdugo
12:58 p.m.pero en este caso, como decirlo con tacto, yo les pagaba las balas si hacia falta
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